Ellos eran los héroes maldecidos por el
mundo. Aquellos -los del mundo-
acariciaban la pelusa de un resquemor con una mano. Tiraban ojos
reventados a una pared con la otra. Trucos de magia para deshacerlos, pretendían.
Nada funcionaba con ellos dos sobrevolando
el tiempo. Atados con venas de sangre. No querían estar separados, y siguiendo
su deseo, dedicaron un momento a escribir sobre granito.
Lenguas largas atravesaban su camino.
Formas voluptuosas imitaban monumentos.
Todo veían, todo admiraban; pero ellos
seguían su rumbo, incrustando pies de elefante en el plano. Clavando accidentes
geográficos que dibujaban.
El mapa tenía la cruz, en el pico de una
montaña. Y hacia allá se dirigían. Ellos eran los héroes que alguna vez hemos
soñado.
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